Veamos si soy capaz de explicar para qué sirve la técnica. Imaginad la posición de un delantero. Es agresivo, le gusta entrar al aire y dominar el partido. Se coloca en el cuatro. Desde ahí, confiando en sus piernas, puede llegar a los mates. Este delantero es físicamente muy potente.
Te imaginas que va a ser un muro y que para pasarlo tendrás que forzar o apretar mucho. Y en efecto, al principio, confirma esas expectativas. Juega al aire y aprieta la pelota. Hasta que,…, te das cuenta que sólo entra cuando la pelota le viene para pegarle con un revés medio, es decir, el revés más normal con el que se golpea a la pelota a la altura del hombro. Y cuando la pelota le viene alta, no entra, y si le pones la bola a la altura de las rodillas, tampoco, aunque está en posición perfecta para ejecutar este golpe, y menos aún si tiene que golpear a la altura de los tobillos. Vamos, ese delantero que le pasan las pelotas muy cerca pero que de cada cinco entra a una. ¿Qué ocurre entonces? Pues muy fácil, en esa posición un poco retrasada, si no entra, lo único que hace es molestar. Así de claro. Ni cubre delante, ni ayuda detrás. Y lo que es peor, no lo ve. No se da cuenta de la que está organizando porque de vez en cuando consigue pegar muy fuerte a alguna pelota.
Esa falta de recursos – conocimiento y uso del revés alto, revés bajo, revés medio y revés swing – hace que un partido a priori fácil para él, se le complique e incluso llegue a perderlo.
No me cansaré de decir que hay que intentar dominar estos cuatro golpeos básicos. El frontenis necesita que sus jugadores trabajen para tener estos recursos en alturas distintas , sea cual sea su nivel de competición. Pueden aprenderlo, …, si quieren.