Frontenis en el mundo

Presentación del autor

Javier Ribas ha sido Campeón de España de Frontenis y de Paleta Goma. Fue Seleccionador Nacional Sub-22 de Frontenis. Es coeditor de la Revista Frontenis, autor del libro "Las 10 primeras clases de frontenis", coautor del DVD "El revés en el frontenis" y autor de este blog Hablemos de Frontenis.
En la actualidad es Director Técnico de la sección de Frontenis del Club Valenciano de Natación. Tiene en preparación, junto con Jesús Movilla, el DVD "El saque con pelota preolímpica" de próxima aparición.

REVISTA FRONTECNICS año 2

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sábado, 28 de noviembre de 2009

Deseos (I)

Habrá que desentumecer un poco los músculos. Así que ahí va, como dice Jesús Movilla, empujemos más allá los límites del frotenis. Espero que os guste.
Tal vez una noche tranquila para contar a vuestros niños...

Deseos

Sentado en el banco del vestuario se inclinó para abrocharse los cordones de las zapatillas. Ya había sufrido un par de esguinces por seguir la moda de llevarlas sin atar y aprendió la lección después de estar dos meses inactivo debido a las lesiones. Hoy volvía a la competición en la segunda categoría del frontenis de su Comunidad.
Tras anudar la primera y al cambiar de pie, le llamó la atención un brillo que venía de debajo del banco, en la esquina del fondo. Se levantó y acercó hasta allí. Vio un objeto metálico que proyectaba el reflejo de la luz blanquecina del vestuario. Lo cogió. Comprobó con sorpresa que tenía la misma forma de las lámparas maravillosas que tantas veces había leído en los cuentos infantiles. No pudo resistir la tentación. La frotó con la mano.
“¿Será posible que…” no acabó de hacerse la pregunta. De repente se apagó la luz del vestuario y una humareda amarillenta y fosforescente inundó toda la habitación. Quedó petrificado. Inmóvil. Más aún cuando entre la neblina empezó a vislumbrar la sombra de un ser orondo y vestido a lo árabe, que le miraba fijamente. Iba desnudo de cintura para arriba.
Nuestro jugador, Pepín Tamalo, asustado, sólo se le ocurrió preguntar con voz trémula:
- ¿Vas a ducharte?
El fantasma o lo que fuera, le miró con sorna.
- ¿Tan mal huelo? – sin esperar respuesta prosiguió – Soy el genio de la lámpara maravillosa del frontón, me llamo Hironicus, vivo aquí, en este vestuario húmedo y feo y puedo concederte tres deseos.
Pepín, aún no repuesto del susto pero con incontenible curiosidad preguntó:
- ¿Puedo pedir cualquier cosa?
- Sólo si está relacionada con el frontenis. Soy un genio de segunda en prácticas, de momento sólo puedo moverme en este deporte amateur y minoritario y mis atribuciones no llegan a más. Para conceder sobre otros asuntos más importantes como el fútbol o el golf, tendré que pasar unos siglos con pequeños poderes. Eres mi primer caso y voy a tratar de complacerte al máximo. Pero sólo en asuntos relacionados con el frontenis. Pide, pide…
Pepín no dudo ni un momento. Por fin obtendría de forma rápida el deseo más ansiado durante toda su vida deportiva. Casi gritando, ilusionado con la expectativa, le dijo al genio:
- ¡Quiero ser el mejor del Mundo en frontenis!
El inexperto Hirónicus, meditó un momento. No mucho, la verdad, pues tampoco quería dejar una imagen de genio dubitativo en su primer interlocutor, que luego las referencias no serían buenas. Sonrió y dijo:
- ¡Concedido!
En ese instante Pepín sintió como toda la neblina que envolvía el vestuario empezó a concentrarse en torno a él. Perdió la visión de su entorno. Tan solo veía como un marcador de luces llamativas iba cambiando de números en orden descendente. 2009, 2008, 2005,…Al principio los números cambiaban con velocidad, casi no podía distinguirlos. Comprendió que era un indicador de tiempo. A la altura de 1980 la cuenta atrás se hizo más lenta. Esperó. De vez en cuando, rondando el 1940, el número permanecía fijo en el marcador un poco más de tiempo, como si alguien estuviera meditando sobre ese año. Pero siguió su inexorable descenso. Hasta que finalmente, en 1916, se paró.
La niebla desapareció de repente y Pepín se encontró en mitad de un destartalado frontón, de dimensiones reducidas, con una antigua raqueta de madera en las manos y viendo que una pelota de tenis venía hacia él. No le dio tiempo a pensar. Su instinto deportivo le hizo golpearla hacia la pared frontal. Le pegó fuerte. Oyó un oh, que debía venir desde las supuestas gradas, y a continuación una ovación cerrada. Otro jugador, que debía ser su compañero, se abalanzó sobre él, dándole un fuerte abrazo.
- Bien, pendejo, que callado te lo tenías. ¿Estás mareado?
Su interlocutor le sujetó con ambas manos la cara. Pepín estaba blanco como la cera. No podía casi hablar.
-¿Dónde estoy?
- Pepín, soy Fernando Torreblanca, estás en mi frontón, en la calle Guadalajara nº 104, aquí en México.
La cara de alelado de Pepín obligó a D. Fernando a seguir hablándole, como si lo hiciera con un extraño.
- ¿No te acuerdas? Hemos quedado a jugar en mi casa, como tenía las manos hinchadas de tanto pegarle a la pelota esa de cuero, que parece una piedra, decidimos jugar con estas raquetas de tenis, aquí en el frontón. Nos hemos apostado unos pesos y hemos vencido….Esto del frontón con la raqueta es muy divertido. Le podemos llamar tenis-frontón.
Pepín que empezó a asumir la situación, miró a D. Fernando y en tono un poco irónico dejó caer:
- ¿Y porqué no frontenis?
D. Fernando sonrió:
- No está mal, acabamos de jugar el primer partido de frontontenis del Mundo. Y hemos ganado. Somos los campeones. Pasaremos a la historia. Me quedo con el Copyright de la palabreja esta.
No quiso escuchar más. Pepín se alejó cabizbajo hacia lo que podía ser el sitio donde tomar una ducha que le aclarara las ideas. Nada más entrar vio en el fondo de la habitación su lámpara maravillosa. La frotó con rabia.

Continuará

martes, 24 de noviembre de 2009

Zona oscura (II)

Considero este comentario que me ha enviado Jose Carlos lo suficientemente interesante como para darle lugar destacado, para que se pueda leer con continuidad y tranquilidad y no se pierda. Gracias por tu participación. Para quienes entran de nuevo, esta entrada está ligada al post anterior sobre la zona oscura.
Dos partes en este tema, uno recurrente (aprendizaje, esfuerzo, …) y otro el específico del asunto.En primer lugar que lo que es posible no es algo absoluto y depende de las personas, para punto y seguido decir que tampoco es fijo y que lo posible va creciendo con el entrenamiento y la confianza que te da ver que la probabilidad de éxito va aumentando con la práctica (que si es metódica, tanto mejor). Sobre esto nos diste una lección práctica hace poco que no se si todo el mundo (o más bien uno) se dio por enterado.Aunque parezca mentira, …… ¡¡¡tampoco los grandes jugadores nacieron con una raqueta en la mano y sabiendo jugar al frontenis!!!. También ellos han tenido que pasar y siguen pasando por estas fases de aprendizaje …… ¡y de “repaso”!. Aquí también aplica el famoso dicho del mundo de la música de «Si no practico un día, yo lo notaré. Si no practico dos días, mis críticos lo notarán. Si no practico tres días, todos lo notarán».Bien es verdad que algunos parecen estar predestinados para esto del frontenis por lo poco que les cuesta asimilar y lo fácil que parece cuando ellos lo hacen. En esto del aprendizaje y desarrollo de cualquier habilidad, parece que hay un componente congénito pero, también es igual de cierto (en lo de los porcentajes no entro ya que cualquiera que se diga va a ser mentira), que para que esto cunda (o para que pase a formar parte del ADN del jugador) hay que practicarlo, practicarlo, volver a practicarlo y volver a empezar. Aquí tomo otra cita “prestada”, esta vez de un genio, «Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando» (Picasso).Resumiendo, que si quieres utilizar “un truco nuevo” (por ejemplo utilizar la Zona Oscura) en un partido, más te vale haberlo interiorizado a base de haberlo repetido en cada entrenamiento porque si no es como jugar a la ruleta rusa con el agravante de hay más balas que huecos en el tambor
Aunque no vaya a aportar nada nuevo sobre el tema, “hablemos de la Zona Oscura”, que es más oscura cuanto menor es el nivel técnico de los jugadores, y varias las razones para que siga siéndolo. La primera es que es también la más peligrosa para “jugársela” y la segunda es que, entre jugadores diestros y “principiantes”, es más fácil buscar el tanto en la zona segura (la verde) aprovechando la mayor deficiencia del revés respecto a la derecha y la ayuda de la pared izquierda para incrementar la dificultad.Posiblemente la primera necesidad de utilizar la Zona Oscura se le plantea a un jugador cuando se enfrenta a un zaguero zurdo. Partamos de un hecho objetivo, la mayor parte de los jugadores son diestros por lo que los “principiantes” han tenido poca necesidad y han practicado poco la Zona Oscura. La que es su zona segura de juego y de búsqueda de tanto habitual y sistemática, es en realidad la ZONA DE CONFORT de un zaguero zurdo. Hay es difícil sumarles tantos y pasa a ser una necesidad el comenzar a buscarles su revés.La segunda necesidad se plantea a los jugadores cuando van incrementando (el y sus contrarios) el nivel técnico. Ya el buscar el revés y arrimar la pelota a la pared pasan a ser argumentos de menor peso a la hora de finalizar los tantos. A un jugador con una buena técnica de revés y jugando solo en la mitad de la cancha (le va a ser fácil estar siempre bien posicionado) pasa a ser también una tarea difícil el hacerle tantos. Hace falta “abrir la cancha” para intentar encontrar huecos y debilidades o “mover” a los contrarios para buscar acabar los tantos en otras zonas.El problema es que para “buscar el revés de los zurdos y/o abrir la cancha haciendo daño” al contrario, hay que ajustarla bastante a la raya del ancho con el riesgo de pifiarla.Si esto no resulta fácil hacerlo en tu frontón, ¡qué te contaré cuando vayas a otro!. Que si es más estrecho/ancho, que si es más largo/corto, que si es más rápido/lento, que si las paredes despiden más/menos, que si …….. Todas estas variables hacen que el nivel de confianza baje y se tienda a jugar más en la zona segura. Vamos, que lo tienes que tener muy claro (y requeteentrenado) para jugártela en la Zona Oscura en esas condiciones.Una última consideración y la uno al principio de la entrada (y que no se refiere solo al frontenis), la Zona Oscura es también la zona de las oportunidades y vuelvo a tomar otra frase prestada (no tengo reparos en coger cualquier cosa de cualquier sitio, esto del “cortar y pegar” es anterior a las nuevas tecnologías) «La caída duele, pero más duele no haberlo intentado». Hay que empezar a convertir la Zona Oscura en Zona Crepuscular (¡en la primera acepción, no la tercera!) para terminar “aclarando el panorama”.Bueno, no se si lo que acabo de escribir es una respuesta en un Blog o una epístola, pero el culpable eres tu, Javier (¡yo nunca me la quedo!), por animarme a que escriba. Ya sabes que no tengo medida, que cuando en la escuela explicaron lo de resumir o sintetizar debí de faltar y, sobre todo, que me gusta opinar “largo y tendido” de lo que no entiendo.Saludos para todos menos para uno (¡que todavía “me dura”!).
23 de noviembre de 2009 10:59
Post de Jose Carlos

sábado, 21 de noviembre de 2009

La zona oscura


Está claro que los mayores enemigos de nuestro progreso en todos los ámbitos de la vida somos nosotros mismos. Cuántas veces hemos pensado: “Eso es imposible o eso no lo puedo hacer yo…” En muchos casos esta autolimitación corresponde más a la excusa necesaria para no tener que hacer un esfuerzo que a la realidad. Siempre hay cosas que al final son imposibles pero hay que tener la satisfacción de haberlo intentado. Sólo eso te permitirá decir: “Yo no lo puedo hacer”.
Pues lo mismo pasa en el Frontenis. Concretamente el caso de hoy es el juego en la que llamo Zona Oscura. La denomino así por lo inexplorada, por lo poco transitada que es. Al igual que en época de Colón pensaban que en el Oceano Atlántico estaba el fin de la tierra, lo mismo nos pasa en determinada parte del frontón. Vamos a ver si consigo ubicarla: Dividamos el suelo del frontón en dos mitades iguales, una izquierda, la que llega hasta la pared lateral (llamemos zona verde). En el dibujo veréis que la zona oscura estaría en la zona de la derecha y va desde el nº 3 hasta el rebote. Tendremos que empezar a pensar en ella y en los caminos que abre el tenerla más presente en nuestros entrenamientos y consecuentemente en los partidos. Quien se atreva a transitar por ella, tras el esfuerzo añadido que eso supone, seguramente encontrará sensaciones no experimentadas hasta ese momento y comprobará que su límite está más lejos de lo que piensa. Inténtalo.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Cabeza dura


El otro dia en un partido ocurrió algo que es muy habitual. El marcador estaba igualado (9-7) Cierto es que la pareja visitante era superior, pero aún así, no conseguía adelantarse en el tanteo. El delantero local era quien marcaba el ritmo. Dos o tres aciertos y otros tantos fallos hacían que el partido anduviera un poco desbocado. Pero, dado el valor del tanto doble, el saldo del delantero local tras un análisis frío era de tres tantos a su favor, es decir positivo. Y con mayor valor aún al enfrentarse a rivales difíciles.

Pero algo no funcionaba. El delantero andaba enfurruñado e incluso no entraba a todas las pelotas que debía. Tras un fallo de los locales, el equipo contrario pidio tiempo.

El comentario del delantero local nada más acercarse al técnico fue: ¡Esto no puede ser, yo hago los errores y los aciertos, estoy regalando el partido! No sé que me pasa, no estoy bien,...Su técnico le trató de explicar que sí que estaba funcionando, que estaban por delante en el marcador y que no se preocupara, que se relajara y que continuara presionado desde su posición. Se acabó el tiempo.

Cuando el delantero contrario volvió hacia la pista, le oí hablar sólo recriminándose: "...!Es que no puede ser, es que fallo tantas como meto, así no se puede jugar..."

Y claro, el partido acabó como el rosario de la aurora. Ganaron los de fuera con contundencia. No sirvió de nada la recomendación del técnico, el jugador no hizo ni caso, no se fio de la persona que está fuera y que es capaz de ver con objetividad lo que ocurre dentro de la pista.

Eso sí, por lo menos, despues de la ducha, una hora más tarde, en frío, empezó a reconocer su cabezonería. Pero ya era tarde.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Pensamientos ordenados



El orden de los factores sí altera el producto. La tendencia natural en el frontenis, aún no sé porqué es pegar, mirar y luego, al cabo de media hora, pasar. Me explico:
1.- Le pegamos a la pelota. Y nos plantamos en ese sitio, aunque sea fuera del frontón o pegados al rebote. Ni un centímetro más ni uno menos. (He visto algún caso de quien se pone a hablar con el público)
2.- Desde ahí, nos quedamos mirando – entre admirados y sorprendidos, como si no supiéramos ni lo que hemos hecho – hacia dónde hemos mandado la pelota. (Incluso discutimos con el entrenador o con la raqueta)
3.- Tras la satisfacción del deber cumplido, nos recreamos en el posible sufrimiento del contrario para devolverla. Eso sí, seguimos parados en el mismo sitio. Como mucho se nos escapa un grito dirigido al compañero: "Cubre"
4.- El contrario la devuelve – cosa que nos fastidia y alucina – y seguimos parados, seguramente meditando qué hemos hecho mal en el golpe anterior. Cuando la pelota del contrario pega en el frontis, entonces y sólo entonces entramos en un proceso de meditación: “Si corro algo, ¿llegaré?”,…, Si llego, ¿la devolveré?. En caso de que la respuesta sea afirmativa, entonces y sólo entonces iniciamos una carrera a la desesperada hacia el punto de impacto. Con los problemas que esto plantea y que serán motivo de otro post (tenéis unos días para pensar).
La actuación correcta sería:
1.- Le pego a la pelota. Sé donde va. Intuyo la jugada siguiente y, cómo mínimo, vuelvo a la posición que debo denominar como “casa” y que debo tener fijada según el tipo de juego que practique.
2.- Espero pacientemente en esa posición, incluso cogiendo aire (sentarse sobre la raqueta qeuda feo), a que juegue el contrario, pensando sin prisa en que a la siguiente le voy a volver a mover.
3.- Tras la devolución, entonces corro –seguro que mucho menos que antes - y me adelanto a la posible llegada de la pelota. .
Si se cumplen estos tres pasos, habremos conseguido: Pensar, respirar, marcar el ritmo, correr menos distancia por tanto desgastarnos menos, y llevar de cabeza al contrario que a fin de cuentas es de lo que se trata.
Por tanto: el pegar, mirar y pasar se debe convertir en pegar, pasar y mirar. Nuestro juego y nuestras victorias mejorarán. Es fácil. Sólo necesita un poco de atención.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Habla, para que yo te conozca


"Habla, para que yo te conozca."
Sócrates Filósofo griego (470-399 a.C.)

Está claro que tanta conversación con la raqueta ha dejado sin habla a todos. Tal vez la afonía, por falta de costumbre, esté afectando seriamente a las cuerdas vocales y por eso no se oyen voces por este blog. Tengo dudas, no sé si es que tengo más razón que un santo en todo lo que digo, lo cual sería para enorgullecer a cualquiera, o bien porque para las supinas tonterías que se escriben aquí, no vale la pena comentar nada.
Voy poniendo en este blog las cosas que repito con más frecuencia en los entrenamientos que realizo, aquellas que trabajadas con constancia pueden mejorar el rendimiento de un jugador hasta un 20% en poco tiempo, pero son, las que a pesar de su sencillez, no sé porqué, más cuestan poner en marcha a frontenistas, incluso de alto nivel.


Por otra parte, las visitas a este blog, tienen un buen ritmo. Casi seguro que tras este post llegarán a las 3000 y que los enlaces a este blog ya son casi 400. Pero tras estos números se esconde de nuevo la pregunta: ¿los visitantes lo hacen para reirse conmigo o de mí? Si es la primera, todo un honor, si es la segunda, pues tengo un problema.


No obstante, para no defraudar a quienes dedican un tiempo a pasear por esta casa, les aviso que el próximo post hablará de la instrucción "a casa"

lunes, 2 de noviembre de 2009

Hable con ella



¡Qué difícil es hacer que los jugadores de frontenis lleven la raqueta levantada! Me refiero a que mantengan permanentemente el marco de la raqueta por encima de la muñeca. Tal vez sea algo genético. En la prehistoria, cuando se jugaba con pelota de tenis, un 99 % de la población llevaba la raqueta colgando, es decir, casi arrastrandola por el suelo. La lentitud de esta pelota unido a su bote bajo, no exigían más. Pero ahora que el bote la pelota es cada vez mayor y la pegada de los jugadores es más fuerte, eso ya no vale. Si llevas la raqueta como si arrastraras una ristra de morcillas, cuando viene una pelota dura, se te come. Para cuando quieres preparar el golpe y darle a la pelota, esta ya te ha pasado de largo. Así ocurre que muchos golpes salen desviados a la derecha o te tocan la pared de la izquierda si juegas de reves.
He dado muchas explicaciones sobre esto, más de las que se puedan pensar, y la única imagen que ha surgido efecto es la de "Habla con ella". Hay que esperar siempre a la pelota con la raqueta levantada, casi frente a la cara. Piensa que es tu mejor amiga, que necesitas tenerla cerca - tu rostro y su marco siendo uno - y cuéntale en todo momento cómo va el partido. Hacerlo, psicoanalizarte con esta maravillosa psiquiatra seguramente te ayudará a mejorar. Al principio te costará, un mes aproximadamente. Es como si te diera vergüenza. ¡Tantos años de silencio y soledad!. Pero al cabo de ese tiempo, cuando te acostumbras a su compañía sientes seguridad, mejoras tus relaciones con tu entorno - tu compañero de partido ya no te manda a hacer puñetas porque ya no fallas tanto - tu autoestima mejora, y entras en una espiral de crecimiento infinito. Eso sí, ¡Ten cuidado no te enamores de ella!