Club Frontenis Palencia

Me vais a permitir que esta entrada sea un poco más personal. Por motivos laborales he cerrado un ciclo de siete años en Palencia y vuelvo a Valencia. En este periodo he tenido la suerte de poder seguir en el frontenis gracias al Club Frontenis Palencia. Allí, bajo el mandato y la supervisión de Domingo Rabanal, me han permitido seguir ejerciendo la práctica de nuestro deporte, dando clases, participando en los equipos, colaborando en algún evento, en fin, todo lo que conlleva la pertenencia a un club. Gracias a ellos he seguido vivo en este mundillo. Y he disfrutado como un niño. No ha habido propuesta por descabellada que pareciera que no se estudiara. Algunas, pocas, se rechazaban, pero os prometo que hemos llevado adelante casi todas. Siempre, tras llamarnos locos durante diez minutos, nos sentabamos a estudiar las posibilidades y su viabilidad. Y siempre había un momento en el que decidíamos que sí, que era posible. A partir de ahí la actividad se volvía frenética, las discusiones acaloradas y el espíritu de colaboración inmenso. Y al final de cada una de ellas, tras semanas de trabajo y esfuerzo, esa cervecilla en el bar de al lado del frontón. Allí aparecían las sonrisas, el relax, las ojeras del esfuerzo y la satisfacción del deber cumplido. Pero nunca nos despedíamos sin decir: "...Se me ha ocurrido que podríamos organizar..." y todos nos mandábamos a hacer puñetas cariñosamente diciendo que ya estaba bien. Pero yo sabía que a la semana siguiente ya estaríamos trabajando en esa nueva ocurrencia.

Voy a echar de menos a Domingo, a Amador, a Alberto, a Toño, a Guille, a Elena, al presi, a los jugadores del 2º equipo, a los chavales de la escuela de frontenis, a todos nuestros árbitros. Ellos me han regalado muchas horas, mucha atención y mucho cariño. Este grupo de deportistas y aficionados al frontenis no tiene parangón.

Con todo mi cariño y reconocimiento