
En un partido de competición, mantener la frialdad es importante. Sobre todo si vas detrás en el marcador. Pero en los estudios internacionales que estamos haciendo hemos descubierto un nuevo especimen: el homus gesticulantis.
Pierde un tanto y empieza su "show". Primero mira a la raqueta, incrédulo. Le pregunta que porqué ha fallado esa bola. Como la respuesta tarda en llegar decide castigar a la raqueta por no responderle. La golpea contra su cuerpo. Tras varios golpes en su pantorrilla o incluso en el pecho - si el partido aún no va muy adelantado - considera suficiente el castigo. Sigue el encuentro.
Otro nuevo error. Esta vez le grita a la raqueta "¿Pero qué pasa?" y mira a la pared del frontón, y mira a la raqueta. La tentación es grande. Pero se contiene. Espera la respuesta. Pero no llega. Nuevo golpe contra el cuerpo. Esta vez un poco más fuerte, a ver si el alma de la raqueta sufre un poco, entra en razón y empieza a jugar bien.
Un nuevo fallo. El "homus gesticulantis" mira a la pared lateral y a la reja. En un acto frio de racionalidad decide que mejor tirarla hacia la reja. Y la lanza. La raqueta va por los aires hasta chocar contra la reja. Y luego, por supuesto, cae hacia el suelo. El homus, en un gesto de humanidad, se lanza corriendo a por ella para que no choque contra el pavimento. Tal vez piensa que es demasiado castigo para esa raqueta.
Estamos ya en el final del partido. Un error más y tanto para el contrario. Final de partido. Entonces la raqueta adquiere vida propia. Manda sobre el homus. Y tras la derrota decide suicidarse. Domina el espíritu del Homus gesticulantis, y hace que este la golpee bien en la pared lateral, bien en el suelo. Repetidamente. Hasta que la raqueta muere. Y suponemos que entonces va al infierno.
El homus sale del frontón sin raqueta, amoratado por los golpes y humillado por la derrota. Un placer esto de jugar al frontenis.
Y el contrario, amén de alucinado, encantado porque desde el principio ha visto que su rival era incontrolable, incontenible y que le iba marcando en cada momento su estado de ánimo. Un chollo de contrario. Y unas buenas risas durante la cerveza a costa del Homus gesticulantis.