Cuando tienes una lesión muscular lo normal es acudir al fisio. Pagas por su tratamiento. Y además, a gusto. El beneficio que se obtiene supera con creces el desembolso realizado.
Otro tanto ocurre con el dolor de muelas. Te encuentras mal. Y pagas a gusto. Sin dudar. Consideras que es el dinero mejor gastado.
Pero cuando hablamos del cerebro, de esas neuronas que a fin de cuentas nos hacen vivir, pensar y disfrutar de la vida, entonces cambian las tornas.
El malestar psicológico lo llevamos estoicamente. Nos resignamos con nuestras debilidades porque en el fondo tenemos así la gran excusa para no afrontar o para no resolver situaciones difíciles. "Es que yo soy así" "Es que no puedo cambiar, mi carácter es así" "Es que la culpa no la tengo yo, mis genes hacen que grite, insulte o no me pueda controlar".
Lo gordo del caso es que esto tiene solución. Y también se resuelve con dinero. Hay especialistas que te ayudan a cambiar las conductas. Pero cuando le nombras a alguien la palabra psicólogo, es peor que si le insultaras. "Oye, que no estoy loco". Intentas explicar que su problema se puede resolver, que no es cuestión de locura que es sólo un cambio de actitud. Que eso también se entrena.
El enroque en la respuesta es el mismo "Que no estoy loco". Y no hay forma de convencerles que un psicólogo es un entrenador personal, un arreglador de situaciones, un técnico que es capaz de darle la vuelta a tu vida. Y que te cuesta lo mismo que un fisio, que un dentista o que un masajista. Tal vez menos. Y sus beneficios son mayores que arreglar un problema físico momentáneo. Te pueden ayudar para el deporte y para toda la vida. A fin de cuentas te pueden llevar a alcanzar la felicidad. Sabemos que eso no tiene precio. Pero no queremos gastarnos ni un euro en eso. ¡Qué error!
Pocos comentarios generará esta entrada querido Javier :-). De tan cierto que es, no hay mucho más que decir...
ResponderEliminarGracias a los enlaces del General Grevious yo ya me planteo los temas que se mencionan en esas referencias. Se abre un mundo interesante en el que ves comportamientos clarísimos que allí se explican.... se ve el partido de otro modo.
En fin, otro tema es gastarse euros en nuestro deporte... ese es uno de los obstáculos que lo frenan... muy pocos se gastan sus euros en él. A ver si lo vamos cambiando, mas pronto que tarde.
Un abrazo!
¡Qué razón tienes Jesús!Nos es muy difícil reconocer de puertas afuera nuestros errores. Tenemos la prepotencia de considerar que nadie nos puede ayudar.Tal vez porque pensar que nuestros problemas son únicos y exclusivos nos da la sensación de individualidad. De seres únicos. Y cargamos con un problema durante años sólo por poder pensar que nadie es igual a nosotros. Mientras tanto ese desajuste va en aumento, se cuece durante años hasta que se hace casi irresoluble o hasta que nos bloquea totalmente. Tal vez algún día nos demos cuenta que tanto en el frontenis, en el deporte, cómo en la vida, pedir ayuda no es ser más débiles sino encaminarse hacia la fortaleza.
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