Qué pocas veces veo que cuando un jugador de frontenis llega a una pista nueva, se dedica unos momentos a estudiarla.
El comentario más usual es: ¡Qué frontón más feo! O ¡Vaya pedazo de frontón! Pero no para ni un segundo a preguntarse por el alma del frontón. Y las respuestas a lo que luego se les avecina están ahí.
Seguramente será un poco raro ver a alguien pasar la mano por la pared. Ver si esta es rugosa o lisa, con qué tipo de pintura está lucida y si presenta algún desconchón. También lo sería verle agacharse y hacer lo mismo con el suelo. O acercarse hasta las posibles humedades si ha llovido hace poco o si la diferencia de temperaturas entre el interior y el exterior es grande si se trata de un frontón cubierto. O dar unos pasos para medir la anchura exacta de la contracancha y comprobar si el suelo de esta zona es del mismo tipo de material que la del resto del frontón. Tampoco sería usual que tocara la red lateral de la contracancha, si la hay, para ver la solidez de la misma.
Como no se suele comprobar, lanzando algunos pelotazos, que el ángulo entre las paredes frontal y lateral o lateral y rebote son 90 grados exactos. O si las paredes son de granito, mármol, cemento enlucido sobre bloques o usa algún otro tipo de material.
Y menos corriente es ver a alguien estudiar cómo y en qué posición se colocan los contrarios – propietarios de la cancha – en el momento del calentamiento.
La lista sería larga pero por no aburrir no quiero entrar a hablar de los gestos y del rostro de los oponentes en el momento del inicio del partido.
Todos estos datos, más algunos otros, son lo que nos pueden dar la clave para que un partido, en el que los pronósticos nos den como derrotados aunque por poco margen, pase a ser una victoria más en nuestro palmarés. Cuando hayas perdido un partido por poca diferencia, piensa en alguno de los puntos que están arriba indicados y tal vez ahí encuentres la clave.
El comentario más usual es: ¡Qué frontón más feo! O ¡Vaya pedazo de frontón! Pero no para ni un segundo a preguntarse por el alma del frontón. Y las respuestas a lo que luego se les avecina están ahí.
Seguramente será un poco raro ver a alguien pasar la mano por la pared. Ver si esta es rugosa o lisa, con qué tipo de pintura está lucida y si presenta algún desconchón. También lo sería verle agacharse y hacer lo mismo con el suelo. O acercarse hasta las posibles humedades si ha llovido hace poco o si la diferencia de temperaturas entre el interior y el exterior es grande si se trata de un frontón cubierto. O dar unos pasos para medir la anchura exacta de la contracancha y comprobar si el suelo de esta zona es del mismo tipo de material que la del resto del frontón. Tampoco sería usual que tocara la red lateral de la contracancha, si la hay, para ver la solidez de la misma.
Como no se suele comprobar, lanzando algunos pelotazos, que el ángulo entre las paredes frontal y lateral o lateral y rebote son 90 grados exactos. O si las paredes son de granito, mármol, cemento enlucido sobre bloques o usa algún otro tipo de material.
Y menos corriente es ver a alguien estudiar cómo y en qué posición se colocan los contrarios – propietarios de la cancha – en el momento del calentamiento.
La lista sería larga pero por no aburrir no quiero entrar a hablar de los gestos y del rostro de los oponentes en el momento del inicio del partido.
Todos estos datos, más algunos otros, son lo que nos pueden dar la clave para que un partido, en el que los pronósticos nos den como derrotados aunque por poco margen, pase a ser una victoria más en nuestro palmarés. Cuando hayas perdido un partido por poca diferencia, piensa en alguno de los puntos que están arriba indicados y tal vez ahí encuentres la clave.
Pues la verdad es que no. Lo que suelo hacer yo es preguntar a los locales por el frontón, y de ese modo averiguas las irregularidades mas comunes del mismo.
ResponderEliminarLo de ver donde se colocan los contrarios si que lo hago, aunque reconozco que jamás he cambiado un planteamiento del partido por ese detalle. Quizás porque mi tecnica no me lo permite :-) o quizás porque cuando empiezo a jugar suelo fijarme mas en el devenir del partido. Pierdo el analisis global del mismo.
Buen post. Hace pensar como siempre...
Un saludo
Saludos Javier, desde bcn.
ResponderEliminarParece que voy a resucitar a viejos dinosaurios, excusame porque los temas son lo suficientemente interesantes para que sigan vivos.
El tema de la previsión no la realizan ni los mejores asesores de empresa. Es más uno de ellos me explicó 2 cosas en las que creo cada día más.
1.-El 95% de las empresas están mal gestionadas.
2.-Lo óptimo es enemigo de lo bueno.
Con todo ésto ¿como podemos pedir a un jugador de frontenis que sea previsor?
Más aún, la costumbre en catalunya es llegar a la hora justa para dar comienzo al partido.
¡Oye, ni tiempo para para calentar!.
Saludos a toda la familia del frontenis.
Hola jlg:
ResponderEliminarGracias por reactivar esta entrada. En estos momentos son tantas que algunas se pierden. Pero por suerte hay quien las va leyendo.
Estoy de acuerdo con tu asesor. ES más, lo mismo lo he dicho en muchas ocasiones.
Eso sí, no puede servirnos de excusa para que como jugadores de frontenis hagamos lo que tenemos que hacer. Prever lo que va a ocurrir en un partido nos da esos tres o cuatro puntos adicionales que nos pueden servir para ganar un partido. Calentar ayuda a empezar bien. Que haya quien no hace esto no nos debe servir. Es más, en competición, cualquier ventaja hay que tomarla. En este caso, calentar, leer entre líneas y prevenir. ¿Cuántos partidos has empezado perdiendo por mucho y has acabado perdiendo por uno o dos tantos? En esta entrada está la clave para revertir ese resultado.
Gracias por compartir tus ideas.