El otro día tuve la suerte de volver a jugar. Está claro que cada partido es una vida, una circunstancia, una anécdota. Por tanto de cada uno de ellos se pueden extraer mil conclusiones. Algunas de ellas incluso luego te sirven.
Tuve un partido extraño, empezar ganando por mucho y no perder de milagro (29-30). Hubo un factor que influyó decisivamente en el mismo. No porque lo diga yo. Sino porque en la ducha, tras el partido, el zaguero contrario se lo dijo a su compañero y luego lo comentamos. Le dijo: "No puedes hacer todos los saques iguales, yo he ido de cabeza por culpa de los saques".
En efecto, eso lo trabajé durante todo el partido. No tengo potencia pero intento variarlos mucho. No siempre para hacer el tanto sino para que los contrarios tengan una presión añadida. Y funciona.
No se puede hacer un saque sin mirar previamente la posición de los contrarios. Hay quien siempre repite el mismo independientemente de las circunstancias. Y la variedad posible de saques es enorme. Así a bote pronto puedo contar siete u ocho. Esto permite empezar el tanto marcando el terreno. Apretando. Haciendo que el contrario esté incómodo.
En este caso, mi delantero contrario no me probó en ningún momento. Juego delante. Pero sus 29 saques fueron siempre al mismo sitio. Mi compañero no sufrió nada más que en dos o tres. Estuvo tranquilo. Y yo más aún. No me vino a mí la pelota en ninguna ocasión Tal vez ese detalle fuera el que nos ayudó a ganar.
Esto no es una anécdota ya me ha ocurrido en varias ocasiones. Eso sí, los saques, como los demás golpes, por supuesto, se entrenan. No hay inspiración divina.
DVD del saque ya!!!!!!
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