La verdad es que la experiencia como técnico de frontenis es siempre reconfortante. Te hace vivir unas situaciones que se mueven entre el esperpento, la risa y la sorpresa. Gracias a Dios la indignación en estos asuntos ya no cabe en mi cabeza. De no ser así, ya me hubiera pegado un tiro.
Imaginad un partido que no empieza bien. El 6-1 en contra inicial no da buenas sensaciones. Tras algún tiempo muerto y, sobre todo, una mejor esterategia, se llega a los minutos finales con empate a 20. Hasta aquí todo entra dentro de la lógica y de lo habitual. Se pide un tiempo muerto, el último.
Los dos jugadores se acercan al rebote y, sin hacer caso del técnico se enfrascan entre ellos en este diálogo:
- ¡Venga, estamos ahí, hay que echarle cojones...!
- No es cuestión de cojones, es cuestión de cabeza...
-Pues si no le pones sangre a esto se nos comen...
- Con la sangre no se gana, hay que jugar racionalmente...
- Pues ponte a pensar con el poco tiempo que queda....
- Hay que cambiar esto...
- No podemos perder este partido
- Si no lo organizamos nos va a pasar esto...
- Pues ponle huevos, no se nos pueden comer...
- ....
Y así continúan mientras que el técnico se dedica a tomar apuntes de esta conversación -más que nada para que quede constancia para la posteridad - ellos dos siguen a lo suyo, con un planteamiento filosófico entre huevos, neuronas y diversas variantes sobre el asunto.
Se acaba el tiempo muerto y el técnico, meditando sobre lo trascendental y efímero de la vida, se queda embobado, apoyado en la pared del rebote, mirando al infinito... Es el árbitro quien, al conminarle a que salga de la pista, le devuelve a la realidad. ¿Ha vivido un sueño? Tal vez la vida es sueño...
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ResponderEliminarJavier,
ResponderEliminarNo se exactamente qué tema quieres “lanzar” o qué es lo que nos quieres transmitir, pero yo veo tres posibles áreas a tratar.
El primero es la diferente visión de los jugadores respecto a cómo jugar esa fase del partido y, posiblemente, de cómo afrontar cualquier partido. La cuestión sería ¿al frontenis se juega con la cabeza, con el corazón o con lo que hay de cintura para abajo?
Yo pienso que con una mezcla de los tres, PERO SOBE TODO CON LA CABEZA.
El segundo podría ser sobre “el juego de parejas”. Con semejante disparidad de planteamientos ¿qué compenetración cabe esperar de esa pareja? ¿Jugaron como una pareja o cada uno "a lo suyo"? Yo apuesto a que perdieron.
Por último sería comentar sobre el papel que juega el técnico en los partidos, su personalidad y la idoneidad de sus apreciaciones / planteamientos / decisiones . Desde luego en este caso, de personalidad y competencia, ha demostrado poca de ambas. Si pidió él el tiempo muerto, se lo podría haber ahorrado.
Una última apreciación, el técnico más que soñando creo que está alucinando.
Querido Javier, esto me recuerda al Cheff Ramsey cuando observa funcionar la cocina a la que tiene que arreglar y ve como actuan los dueños,cocina, camareros etc..y se queda pensativo para ver que es lo que pasa donde esta el fallo y si se puede arreglar a veces no tiene solucion y como tu se queda alucinando, el ser humano es asi no le demos mas vueltas ya lo decia Einstein hay dos cosas infinitas...
ResponderEliminarBuen post Javier, estreno mi nueva cuenta reflexionando sobre el caso que nos planteas. Realmente creo que a un jugador le faltó sangre y al otro le faltó calma/cabeza.
ResponderEliminarImportante el detalle de saber dejar atrás los puntos errados de forma no forzada, y tener siempre claro que llevando los conceptos técnicos prácticos bien entrenados, el partido es el momento más inoportunos para cuestionárselos.
En efecto Jose Carlos, el partido se perdió. Y por la mínima. Lógicamente, si hubieran escuchado al técnico es posible que esto no hubiera ocurrido. Y sí, demostré pocas aptitudes porque el resultado fue que no me hicieron ni caso. En fin, siempre estamos para aprender. Pero la situación fue tan extraña que preferí pensar en cómo lo contaría en mi blog. Defecto profesional. Así que aciertas totalmente en tus suposiciones.
ResponderEliminarMi general, mi paciencia puede llegar a ser casi infinita...cuando me dedico a enseñar. Pero ya tengo la correa corta cuando quien tengo al lado no quiere aprender u oír. En este caso opté por mirar a otro lado. A fin de cuentas yo no pierdo ni gano. Son los jugadores. Y no me voy a enfadar con mis amigos.
ResponderEliminarEn este caso es así, Pau. (Por cierto, bienvenido, todo un honor). Tal vez si esos jugadores hubieran pensado en las virtudes de su compañero, las cosas podrían haber ido por otro cauce, pero...para aprender, perder.
ResponderEliminarY sí, planteas un nuevo tema que tocaremos en otro post.
Si has entrenado, ten confianza, no te distraigas. No sirve de nada.
Un abrazo
jeje es verdad yo veo tiempos muertos y hay mucho caos, cada uno va con su pensamiento propio se quieren decir muchas cosas en un solo minuto y al final cada uno piensa en lo que creia el que era lo mejor y no se entera de lo ke dicen los demas, si es positivo, negativo o ke, y siempre pasa este caos al ir perdiendo o muy igualados, ganando hay mucha tranquilidad poca gente alí reunida, mucho silencio y algún animo pero timido, solo se dice seguir así, en cambio al ir mal las cosas dice mucha gente de fuera demasiadas cosas y al final el jugador entra con un lio muy grande en la cabeza. Lo mejor en ambos casos es como al ir ganando hablar poco, dar animos y algún aspecto táctico puntual dicho solo por una persona de fuera (el delegado) tiene que ser una idea concisa y clara para ejecutarla pronto y bien.
ResponderEliminarUn saludo